La adopción de medidas higiénico-sanitarias es fundamental en el área de producción de alimentos. Compruebe cómo mantener su empresa al día con la normativa sanitaria.
Introducir un producto en el mercado no es una tarea fácil, y no solo por la competencia, el precio o la distribución. El esfuerzo comienza mucho antes, con el cumplimiento de las normas sanitarias necesarias para obtener el registro del producto para su comercialización.
¡Eso es! Muchos de los productos que están a disposición del consumidor en los estantes de los supermercados tienen que pasar por estrictas normas para que lleguen a los hogares de sus consumidores. Sin embargo, todo este esfuerzo tiene una explicación: ¡el cuidado de la salud de quienes los van a consumir!
El Ministerio de Salud, el organismo que regula y supervisa la vigilancia sanitaria en el país, tiene varios protocolos para que los productos circulen para su consumo. Estas normativas e inspecciones se producen en varios sectores, desde los medicamentos, los cosméticos, sanitizantes y los productos alimentarios, pero centrémonos en la producción y distribución de esta última.
Cuando hablamos de higiene en la industria de productos alimentarios, la preocupación es mayor, puesto que problemas sanitarios en la cadena productiva significan una posible intoxicación del consumidor que puede conllevar a cuadros graves de salud. Aquí es donde entra la desinfección industrial.
ATENCIÓN A LA HIGIENE INDUSTRIAL
Las reglamentaciones del Ministerio de Salud que se encargan del área de higiene en la industria de los alimentos son muy minuciosas y tienen en cuenta la desinfección como operación para reducir, ya sea por método químico o físico, los microorganismos para que no comprometan la calidad higiénico-sanitaria de un producto alimenticio.
Por lo tanto, el uso de un desinfectante industrial no solo está indicado para la higiene del entorno, sino que es muy recomendable para evitar contaminaciones. A pesar de ello, cuidado: hay una diferencia fundamental entre los productos de limpieza industriales que se encuentran en el mercado. Un sanitizante industrial no tiene el mismo poder de desinfección de un desinfectante industrial.
SANITIZANTE O DESINFECTANTE: ¿CUÁL ELEGIR EN EL PROCESO INDUSTRIAL?
La normativa del Ministerio de Salud establece que el procedimiento de higienización de los espacios industriales debe realizarse en dos fases. La primera es la limpieza, que consiste en eliminar las sustancias orgánicas o minerales indeseables y ajenas al proceso, como la grasa, la tierra o el polvo.
La segunda fase es la desinfección, y es ahí donde radica la diferencia. Esto se debe a que el desinfectante garantiza una protección del 100% no solo contra los hongos, sino también contra las bacterias. A su vez, si se quiere confiar en un producto que utiliza tecnología avanzada para purificar absolutamente todo el ambiente, solo hay uno en el mercado: SaniAire, de Norpacific. Con la tecnología azeotécnica, el producto no utiliza pólvora para la sanitización, con lo cual también se garantiza la seguridad del personal y de la comunidad circundante.
Por ello, a la hora de adecuar la cadena de producción de productos alimentarios para su homologación sanitaria, lo mejor es apostar por un desinfectante industrial que sea garantía de seguridad para usted y para la salud de su consumidor final.
¡Ah! Y no se olvide de mantener al día la documentación solicitada por el Ministerio y lo organismos oficiales para la exportación de alimentos. Por supuesto, es posible adjuntar a la documentación declaraciones emitidas por otros organismos relacionados con el proceso de producción, como el Ministerio de Agricultura y Ganadería.
Esta documentación responde a las exigencias de los organismos sanitarios de los países importadores de alimentos producidos en país, y tiene como objetivo garantizar el origen, la higiene y la seguridad de la circulación de los alimentos en el territorio extranjero.
Al cumplir con todas las normas de certificación y con la documentación al día, usted no solo tiene la certeza de comercializar un producto de calidad, sino también la tranquilidad de garantizar la salud de su consumidor final.